Recuerdo como si fuera ayer ese Domingo 18 de Diciembre, era un día normal como el resto, estaba en vacaciones disfrutando, ese día me había quedado en casa, para cuidar a mi hermanita, y al mediodía mama me había dicho que Papá había tenido mejoras, que seguramente el Martes o Lunes saldría, me puse feliz. Pasaron las horas, y mamá no me llamaba, yo escuchaba la gente hablar en la puerta de mi casa, en eso llega mi Mamá con el tío, ya presentí que algo malo había pasado, estaban buscando papeles, para qué querrían papeles? De repente se hizo un silencio que no se puede explicar, mi mamá me llamaba, me dijo que me siente, ahí es cuando termine de descifrar lo que había pasado, Papá se había ido, papa nos había dejado a las tres solitas. Sentí un vacío en el pecho, no quería comer, no quería dormir, no quería vivir, quería correr muy lejos, irme a un campo sin que nadie me venga a decir nada, y mucho menos consolar. Corrí lo más rápido que pude, y me encerré en la habitación, me puse a llorar, no podía entender lo que había pasado, no quería entenderlo, no quería creerlo. Llegaron familiares, y fui así como estaba vestida y así despeinada al velorio, no paré de llorar en toda la noche, doce horas seguidas sin parar, sufrí mucho su partida, y ahí me encontré una Amiga de fierro que a pesar de todo lo que pasó entre nosotras estuvo ahí consolándome por más que ella estaba como yo.
